Philip V. 8 escudos, 1705, Seville, P, "Cross" type, P-8 / 8-S. AU 26,95 g. 35,6 mm. AC-2273, Onza-485. Slightly off-centered on obverse. Weak strike on reverse. Encapsulated by NGC AU 58 "Top Pop" (2915389-004). Very scarce./ Felipe V. 8 escudos. 1705. Sevilla. P. Tipo "cruz". P-8 / 8-S. AU 26,95 g. 35,6 mm. AC-2273. Onza-485. Anv. algo descentrado. Vanos en rev. Encapsulada por NGC AU 58 "Top Pop" (2915389-004). Muy escasa.
The Seville mint was one of the oldest and most significant mints in the Spanish monarchy, as it had coined practically without interruption since the Visigothic period. Its importance surged in the early 16th century with the establishment of the Casa de Contratación de Indias (House of Trade) in Seville in 1503, which became the chosen location for minting most of the metal arriving from the Americas. This necessitated the construction of new facilities, which were completed in 1587. From then on, these underwent numerous renovations and improvements until the earthquake of 1755 left much of the complex in ruins. Despite the challenges posed by the War of the Spanish Succession and subsequent conflicts with other countries, the Seville mint continued to mint onzas of Philip V almost without interruption. Consequently, it became the peninsular mint that coined onzas for the longest period during his reign, highlighting its importance compared to the limited production of these coins in Madrid and Segovia. This collection includes almost all of its mintings, starting from those of 1701 featuring the old coat of arms of the monarchy. This design, lacking the fleur-de-lis and the collar of the Order of the Holy Spirit, is known as the coat of arms of the Habsburgs and bears the mint and the assayer’s mark on the obverse next to the coat of arms. Later in the same year, production shifted to coins featuring the new coat of arms, incorporating the fleur-de-lis and the collar of the Order of the Holy Spirit between the coat of arms and the collar of the Golden Fleece. This change required relocating the denomination and the mint and assayer’s marks to the reverse, a pattern that persisted in the following years. The collection contains coins of this type from the years 1702, 1703, 1704, 1705, 1707, 1708, 1709, 1710, 1711, 1712, 1713, 1714, 1715, 1716, 1717, and 1718. In the onza of 1719, the collar of the Order of the Holy Spirit disappears, leaving only the cross of the Order placed on the Golden Fleece. As a result, the denomination and the mint and assayer’s marks were moved to the legend on the reverse, maintaining this new configuration in the pieces of 1720, 1721, 1722, 1723, 1725, 1727, 1728, and 1729. The ordinances of June 9, 1728, marked the end of the traditional hammering technique in minting. It was mandated that all minting operations, both in the Peninsula and in the Indies, must use screw presses or water mills, regardless of whether they were powered by human labour or water. Additionally, it was specified that all coins had to be “circular in shape with a laurel-shaped rim on the edge,” aiming to put an end to the detrimental clipping. It was also decreed that the matrices of the punches used for making the dies of the coins must be exclusively engraved by the engraver of the Madrid mint, from where they would be dispatched to the rest of the mints. All these changes were initially implemented in Madrid. However, it’s important to note that Philip V decided to relocate the court to Seville, where he permanently resided between 1729 and 1733, a period known as Lustro Real. Consequently, in 1729, the new model of bust with a large wig on the obverse began to be minted in Seville, depicting the king in armour. This change was ordered on November 23, 1728, following a directive to replicate the monetary bust based on a profile effigy of the king made by Mr. Rau. On the reverse side, the heraldic design used previously was retained, with the addition of a religious phrase INITIUM SAPIENTIAE TIMOR DOMINI ‘the fear of the Lord is the beginning of wisdom’ (Psalms 111,10) around it, and the placement of the mint and assayer’s marks on the sides of the Golden Fleece. It’s important to mention that the Sevillian onza with the bust from 1729 lacks an assayer’s mark, and the king’s name appears as PHILP. Similarly, the 1730 onza already features the king’s name as PHILIP, and it isn’t until 1731 that the assayers (P-A) reappear, remaining so in those coins from 1732, 1733, 1734, 1735, and 1736. The last pieces of the collection are the onzas from 1737 and 1738, bearing the mark P-J. The latter represents the last year that this denomination was minted at the Seville mint during the reign of Philip V. Furthermore, all the assayers of the period are present in the collection: Manuel Manso (M:1701-1703, 1707-1719), Juan Manso (J:1702-1703), the unknown P (1703-1706), Joseph García Caballero (J:1719-1727), Pedro Bernardo Gordillo (P:1728-1729) and, in the onzas with bust, the years without an assayer’s mark (with double S:1729-1730) and then with two assayer’s marks, as mandated by the ordinance of July 16, 1730, those of Pedro Bernardo Gordillo and Antonio Moreno (PA:1731-1736), and finally those of Pedro Bernardo Gordillo and José Antonio Fabra (PJ:1737-1742). / La ceca de Sevilla fue una de las más importantes de la monarquía y una de las más antiguas, ya que acuñó prácticamente sin interrupción desde la época visigoda. A principios del siglo XVI tuvo un nuevo impulso al situarse en Sevilla la Casa de Contratación de Indias (1503) y ser el lugar elegido para amonedar la mayor parte del metal llegado de América, por lo cual hubo que habilitar nuevas instalaciones que se concluyeron en 1587. Desde entonces sufrieron numerosas obras y mejoras, hasta que el terremoto de 1755 dejó en ruinas gran parte del complejo. En estas instalaciones se acuñaron las onzas de Felipe V, prácticamente sin interrupción, siendo la ceca peninsular que acuñó onzas durante más años en el reinado, a pesar de las dificultades de la Guerra de Sucesión y de los siguientes conflictos de la Corona con otros países, lo cual puede dar una idea de su importancia comparando con las escasas onzas acuñadas en Madrid y Segovia. Esta colección posee la práctica totalidad de sus acuñaciones, empezando por la de 1701 con el escudo antiguo de la monarquía, es decir, sin las lises ni el collar de la orden del Espíritu Santo, el llamado escudo de los Austrias o de los Habsburgo, con la marca de ceca y ensayador en anverso junto al escudo, para luego el mismo año acuñar ya con el escudo nuevo, con las lises y añadiendo el collar de la orden del Espíritu Santo entre el escudo y el collar del Toisón, modelo que obliga a llevar el valor y las marcas de ceca y ensayador al reverso, y que se mantendrá en los siguientes años. De este tipo hay en la colección ejemplares de los años 1702, 1703, 1704, 1705, 1707, 1708, 1709, 1710, 1711, 1712, 1713, 1714, 1715, 1716, 1717 y 1718. En la onza de 1719 desaparece el collar de la orden del Espíritu Santo, quedando solo la cruz de la orden colocada sobre el Toisón, con lo que el valor y las marcas de ceca y ensayador pasan a la leyenda de reverso, manteniendo ya esta nueva configuración en las piezas de 1720, 1721, 1722, 1723, 1725, 1727, 1728 y 1729. Las ordenanzas de 9 de junio de 1728 marcaron el abandono de la tradicional técnica de martillo, estipulando que las labores de todas las cecas, tanto las peninsulares como las de Indias, tendrían que emplear volantes o molinos, ya fuesen de sangre o de agua, y especificando que todas las piezas tendrían que ser de “figura circular con un cordoncillo o laurel al canto”, medio técnico que buscaba acabar con el perjudicial cercén. También se ordenó que las matrices de los punzones de las monedas con los que se fabricaban los cuños, fuesen labradas exclusivamente por el tallador de la casa de moneda de Madrid, desde donde se remitirían al resto de cecas. Todo esto se implementó primero en Madrid, pero recordemos que Felipe V decidió llevar la corte a Sevilla, donde residió de forma permanente entre 1729 y 1733 -el llamado Lustro Real-, por lo cual, ya en el mismo 1729, se empieza a acuñar en Sevilla el nuevo modelo de busto con gran peluca en anverso, apareciendo el rey con armadura (se ordena el 23 de noviembre de 1728 que el busto monetario sea copiado de un modelo de la efigie del rey de perfil realizado por Mr. Rau), mientras en reverso se mantiene el modelo heráldico que se usaba hasta entonces, añadiendo alrededor una frase religiosa (INITIUM SAPIENTIAE TIMOR DOMINI, Salmos 111,10), y colocando las marcas de ceca y ensayadores a los lados del Toisón, con la peculiaridad de que la onza sevillana de busto de 1729 no lleva marca de ensayador y el nombre del rey queda como PHILP. Lo mismo ocurre en la de 1730, donde el nombre del rey ya es PHILIP, habiendo que esperar a la de 1731 para que reaparezca los ensayadores (P-A), manteniéndose así en las de 1732, 1733, 1734, 1735 y 1736. La últimas piezas de la colección son las onza de 1737 y 1738, con marca P-J, siendo la segunda el último año que se acuñó este valor en la ceca sevillana durante el reinado de Felipe V. Asimismo, en la colección están presentes todos los ensayadores del período: Manuel Manso (M: 1701-1703, 1707-1719), Juan Manso (J: 1702-1703) el desconocido P (1703-1706), Joseph García Caballero (J: 1719-1727), Pedro Bernardo Gordillo (P: 1728-1729) y, ya en las onzas con busto, los años sin sigla de ensayador (con doble S: 1729-1730) y luego con dos siglas de ensayador, según manda la ordenanza de 16 de julio de 1730, las de Pedro Bernardo Gordillo y Antonio Moreno (PA: 1731-1736) y por último las de Pedro Bernardo Gordillo y José Antonio Fabra (PJ: 1737-1742).
Price realized | 11'500 EUR |
Starting price | 2'800 EUR |